Sobre el 4% de los pacientes diagnosticados con cáncer a nivel global en 2020 (aproximadamente 741.300 casos) fueron provocados por el consumo de alcohol, de acuerdo a un estudio publicado en la revista The Lancet Oncology.
Las conclusiones de los investigadores destaca la necesidad de difundir el vínculo directo entre la ingesta de bebidas alcohólicas y el cáncer de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto.
La incidencia del alcohol varía entre diferentes regiones del mundo. Las más afectadas son Europa Central y del Este y el Lejano Oriente. Sin embargo el estudio también detecta diferencias de acuerdo al género, por cuanto un 77% de los hombres sufrió de algún tipo de cáncer vinculado al alcohol, en comparación con un 23% de casos en las mujeres.
El estudio advierte que si bien la mayoría de los casos estuvieron asociados al consumo excesivo de alcohol, también la ingesta moderada aumenta la probabilidad de sufrir un cáncer.
De acuerdo a sus estimaciones, el consumo diario de un vaso pequeño de cerveza o una copa pequeña de vino- hasta 10 gramos de alcohol- contribuyeron a entre 35.400 y 145.800 casos a nivel global en 2020.
Los investigadores establecieron el porcentaje de casos de cáncer relacionados con el alcohol, en base a los datos sobre los niveles de consumo de alcohol por persona por país en 2010, y los cruzaron con un estimado de nuevos casos de cáncer en 2020, tomando en cuenta el tiempo que puede demorar el efecto del alcohol en la salud.
La investigadora de la International Agency for Research on Cancer,
Harriet Rumgay, coautora del estudio, señala que “el alcohol causaba una carga sustancial de cáncer a nivel mundial, y esto se demostró incluso en niveles más bajos de consumo”.
“Necesitamos con urgencia crear conciencia sobre el vínculo entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer entre quienes diseñan políticas públicas y el público en general” (Bbc.com. 15.07.2021)
Principales forma en las que el alcohol provoca cáncer
Daño celular: cuando bebemos alcohol, el cuerpo lo transforma en acetaldehído, una sustancia química que puede causar daño en las células y que también puede impedir que estas reparen el daño causado.
Cambios hormonales: el alcohol aumenta los niveles de algunas hormonas como el estrógeno y la insulina. Esto niveles más elevados pueden hacer que las células se dividan con más frecuencia, lo cual incrementa la posibilidad de que se desarrollen células cancerígenas.
Cambios en las células de la boca y garganta: el alcohol puede hacer que estás células se tornen más proclives a absorber sustancias químicas peligrosas, como por ejemplo las que se encuentran en el humo del cigarrillo.