Tabaquismo y cáncer ¿mito o realidad?

Numerosos estudios clínicos han demostrado que el consumo de tabaco es una de las principales causas de enfermedad, discapacidad e incluso muerte, y que pueden ser prevenidas a través de dejar de fumar.

El consumo de tabaco es causa de múltiples enfermedades como cáncer, problemas cardiovasculares (como accidentes vasculares cerebrales, infartos al miocardio), enfermedades respiratorias, materno-infantiles, incluyendo además asociación con envejecimiento precoz, alteración del metabolismo general, entre otros.

¿Qué es el tabaquismo?
El tabaquismo es un hábito dentro del estilo de vida, que genera una adicción y tiene todas las características de la drogodependencia, aún en niveles bajos de consumo. Presenta tolerancia (se requiere de más dosis de tabaco para sentir el efecto deseado) y dependencia física y psicológica. La adicción a la nicotina obliga a los fumadores a mantener un nivel de nicotina corporal, por lo que debe mantener el hábito, perdiendo la libertad de decidir dejar de fumar.

Chile y el mundo
Se estima que el tabaco mata a 5 millones de personas en el mundo cada año, y en América a un millón de personas. En Estados Unidos el tabaco es responsable de 1 de cada 5 muertes. En Chile cada año mueren 15 mil personas debido al tabaco, siendo el 17% del total de las causas de muerte, superando al VIH-SIDA, accidentes y suicidios.

El consumo de tabaco en Chile resulta ser uno de los más altos de Latinoamérica, siendo más frecuente en hombres. Un 42.54% de las personas adultas fuman, 44.8% de los hombres y un 40.4% de las mujeres son tabáquicos, lo que se considera una cifra muy alta. El consumo promedio es de 7 a 8 cigarrilos al día.

¿Cómo se genera el daño?
El humo que respiran los fumadores, ya sea de forma activa o pasiva, contiene más de 7.000 sustancias con propiedades tóxicas, irritantes, mutágenas, generadores de cáncer y con efecto acumulativo, llevando progresivamente a enfermedades y deterioro general de la salud, aún con dosis bajas de nicotina. Cientos de estas sustancias químicas son peligrosas, y al menos 69 de ellas son cancerígenas.

El humo del cigarrillo se aspira, llega a los pulmones y luego los químicos tóxicos pasan rápidamente a la sangre, afectando a todos los tejidos del cuerpo. Así, los tejidos se mantienen inflamados permanentemente. Por ejemplo, si se derrama algún químico en la piel, ésta se inflama. Si esto ocurre varias veces al día, la piel no tendrá posibilidad de recuperarse y sanarse, se mantendría roja e irritada. Las células tienen un comportamiento similar. Si se mantiene la exposición al humo del cigarrillo, las células del cuerpo no tienen posibilidad de recuperarse, hasta finalmente llevar a un daño crónico y luego a la enfermedad. De esta forma, el tabaquismo lleva al sistema inmune a trabajar todo el tiempo, buscando reparar el daño. El cuerpo se mantiene en una constante lucha en contra de los agentes dañinos del tabaco, lo que significa un estrés permanente.

El tabaco daña el ADN de la célula. El ADN se asemeja al “manual de instrucciones” de ésta, regulando su crecimiento y funcionamiento. Los tóxicos del tabaco pueden destruir o alterar el ADN. Si se sigue fumando, el daño puede ser más permanente, llevando a la célula a crecer descontroladamente y transformarse en cáncer. Normalmente, el sistema inmune destruye estas células “dañadas”. Sin embargo, se ha evidenciado, que el tabaco provoca deterioro del sistema inmune, impidiendo que ataque las células cancerígenas. De esta forma, el tabaquismo produce cáncer y además no permite que el cuerpo lo pueda combatir apropiadamente. Muchas veces pueden pasar hasta años antes de dar algún síntoma o pueda ser detectado médicamente.

El mantener el hábito tabáquico ya teniendo cáncer, se hace especialmente peligroso. El tabaco favorece que el tumor crezca, incluso puede deshacer los efectos beneficiosos de la quimioterapia.

Mientras más joven se inicia el hábito de fumar, es más probable generar la adicción. Existe evidencia científica validada que 1 de cada 2 personas que se mantienen fumando se mueren prematuramente por el tabaquismo y, en promedio los tabáquicos presentan 10 años menos de vida.

Pero el daño no se detiene solamente en el fumador, cada año miles de fumadores pasivos mueren por enfermedades cardíacas y cáncer pulmonar, y cientos de miles de niños sufren de enfermedades respiratorias por la exposición al humo del cigarro. Por otro lado, la muerte y discapacidad por tabaco provoca un gran impacto y sufrimiento en la familia lo que deteriora la calidad de vida y de salud mental de cada miembro de ésta.

No existe un nivel mínimo de exposición al humo que no genere daño, ni tampoco existen productos derivados de la nicotina que sean seguros. Asimismo, se ha evidenciado que existe un beneficio claro cuando la persona suspende el hábito.

La suspensión del hábito es la única estrategia probada para detener el proceso patológico que lleva al cáncer recién descrito.

¿El daño, es inmediato o sólo si mantengo el hábito de fumar?
Los tóxicos del tabaco producen el daño de forma inmediata. Coágulos en vasos sanguíneos, infartos cardíacos y accidentes vasculares son gatillados rápidamente por el tabaco. Aunque se fume sólo 1 cigarrillo, ya hay posibilidad de daño. Sentarse en un bar para fumadores, ya aumenta la posibilidad de un infarto cardíaco.

Si se fuma por más tiempo, implica más daño. Sin embargo, hay estudios que validan que si se detiene el hábito a los 30 años, la salud puede retornar casi como si se fuese un No-fumador. Después de 10 años de haber dejado de fumar, el riesgo de morir por cáncer pulmonar cae a la mitad. Asimismo, después de 5 años de haber dejado de fumar, la probabilidad de tener un cáncer de boca, esófago, y vejiga cae a la mitad.

La adicción al tabaco: un problema serio
La nicotina es una droga altamente adictiva. La adicción provoca que la persona se mantenga fumando, a pesar que desee dejar de hacerlo. Muchas personas necesitan más de un intento para lograrlo. Como en el uso de heroína o cocaína, el cerebro cambia su forma de funcionamiento y se genera una necesidad ansiosa por ingresar tabaco. Esta ansiedad hace que la persona difícilmente pueda pensar en otra cosa en vez de fumar.

La nicotina y sus derivados son el componente más importante que genera la adicción, actuando a través de receptores de nicotina que se encuentran en el cerebro. Existen así factores hereditarios, psicosociales, biológicos, que favorecen la adicción.

La forma en que el tabaco se elabora y procesa hoy en día, genera cigarrillos más adictivos que antes, puesto que liberan mayor cantidad de nicotina y en menor tiempo. . Se puede pensar que los cigarrillos “Light” o con “filtros especiales”, pueden ser más seguros para estos efectos, sin embargo, se ha demostrado que éstos tipo de cigarrillos son igualmente adictivos y peligrosos.

Se ha evidenciado que los jóvenes requieren de menores dosis para tener síntomas de adicción, siendo preocupante ya que la mayor parte de las personas inician el hábito en la adolescencia. Es por este motivo, que debe existir un esfuerzo por prevenir el inicio del hábito.

¿Qué órganos afecta el tabaquismo?
Como se ha descrito, el tabaco y el humo del cigarrillo generan múltiples daños físicos, como cáncer, enfermedades respiratorias, cardiovasculares, entre otras.

Ya es conocido que el tabaquismo provoca cáncer pulmonar. De hecho, 9 de cada 10 hombres que mueren por este tipo de cáncer han sido fumadores. Además afectan su entorno y se estima que 3.000 fumadores pasivos mueren cada año por cáncer pulmonar.

¿Es factible dejar de fumar?
Se puede combatir la adicción al tabaco. Existen múltiples estrategias para dejar de fumar, siendo muy importante iniciar por el deseo de hacerlo y el apoyo familiar. Existen múltiples razones personales para dejar de fumar… sólo hay que encontrar cuál es la motivación propia.

Estas estrategias incluyen desde recursos personales y familiares, como también apoyo psicológico, y/o médico, entre otros. Los primeros días son los más difíciles. Los síntomas físicos de la suspensión del tabaco terminan aproximadamente en 3 semanas. Pero se puede mantener el deseo al levantarse, tomar alcohol, o café, o bien con amigos. Se requiere de más tiempo para romper estas costumbres.

También se sugiere buscar apoyo en el médico tratante, ya que existen tratamientos validados para lograr dejar de fumar.

¿Y para proteger a nuestra familia del tabaquismo pasivo?
El tabaquismo pasivo puede provocar el mismo daño en las personas que no fuman. Se pueden hacer muchas cosas para evitar ser contaminados por el humo del tabaco:

  • NO permitir que nadie fume dentro ni alrededor de la casa.
  • NO permitir que nadie fume en el auto, aunque sea con las ventanas abiertas.
  • ELEGIR lugares públicos libres de humo del cigarrillo. Los lugares que tienen sectorizadas las áreas de fumadores y no fumadores, igualmente están contaminadas.
  • ENSEÑAR a los niños a estar lejos de humo de cigarrillo. Es útil ser un adulto modelo para los niños a través de no fumar.